LOBERA DE ONSELLA Y LOS JESUITAS (V)
CONCORDIA DE LA VILLA DE LOBERA: 1688
Cualquier manual que consultemos sobre el siglo XVII, nos dirá más o menos que en buena parte de Europa, especialmente en los países mediterráneos, se produjo durante este siglo (el XVII) una enorme crisis demográfica, económica y social, enumerando a continuación las causas de siempre: malas cosechas, hambre, guerras, epidemias, emigración a América, etc.
El caso es que durante el siglo XVII, como puede comprobarse en la documentación de archivo, se observa un aumento en la contratación de censos, que va incrementándose a los largo de la centuria. Sin ánimo de hacer comparaciones odiosas, podría decirse que las facilidades para la obtención de los mismos, unido a la avidez de ganancia de los prestamistas —¿dónde he oído esto?—, dieron lugar a lo que en nuestro tiempo bautizaríamos con el volátil nombre de “burbuja censalista”, que atrapó a muchos particulares y a numerosas entidades locales. El resultado, muy similar al presente. Ante la falta de pago de las pensiones contratadas, sólo había dos soluciones: ejecución (tranquilos, se refiere a la subasta y venta de los bienes hipotecados) o búsqueda de una “concordia” entre censalista y censatario para encontrar alguna forma de pago más flexible. Lo dicho, en algunos asuntos, las cosas tampoco han cambiado tanto.