El descubrimiento
El 13 de enero de 2014 y mientras se hacían labores de nivelación en una finca del cerro de San Miguel, fueron descubiertos 3 enterramientos con restos humanos a una profundidad de aproximadamente 50 centímetros. El hallazgo fue comunicado al departamento de Patrimonio de la D.G.A. y el jueves 16 se personaron en la zona y descubrieron tres más. Patrimonio dio indicaciones de parar las obras hasta disponer de fondos y poder seguir la excavación que se reanudaron ese mismo verano.
Se llevó a cabo una excavación de urgencia por parte de la D.G.A que contó con la colaboración del Ayuntamiento, la A.C. Sesayo de Lobera de Onsella y de los vecinos de la localidad. La excavación estuvo dirigida por el arqueólogo-antropólogo Dr. José Ignacio Lorenzo.
La D.P.Z. concedió unas ayudas para proseguir con las investigaciones y para poder datar las tumbas por C14 y realizar un estudio antopológico de la población exhumada. Los resultados del estudio han superado las expectativas existentes. Se exhumaron de la necrópolis diecisiete enterramientos que presentaban una tipología poco habitual que se consideraba de cronología medieval tardía. El proyecto de investigación plantea la excavación de la totalidad de la necrópolis y determinar si se trata de un núcleo de población independiente de la actual Lobera de Onsella. La posterior musealización permitirá crear una ruta visitable de las poblaciones Alto Medievales en el núcleo original del reino de Aragon.
La existencia de una población extensa que contaba con una necrópolis fuera del actual núcleo medieval de Lobera de Onsella nos hace sospechar que en el Cerro de San Miguel puede encontrarse la iglesia parroquial de San Miguel y que amparase una comunidad o barrio ocupando un cabezo vecino al actual núcleo urbano.
Es bien sabido que las necrópolis medievales se crean siempre alrededor de una iglesia que disfruta de la prerrogativa de poder enterrar vecinos, por lo que cabe suponer la existencia en uno de los límites de la necrópolis de un edificio religioso.
Ya se habían descubierto por parte de vecinos y agricultores otros enterramientos en la misma zona pero más dispersos y no tan bien conservados.
Tumbas medievales tipo "Lobera de Onsella" y datación
Uno de los métodos de datación de las necrópolis se efectúa mediante la morfología de las tumbas que las integran. Las tumbas de la necrópolis de San Miguel de Lobera de Onsella están construidas formando cajas rectangulares de unos 2 metros de longitud que se corresponden a adultos. La cabecera es plana o con un ligero estrechamiento y los pies también se estrechan. No contenían en su interior ataúdes de madera, como en otras necrópolis, ya que no hemos localizado restos de madera ni clavos.
La peculiaridad es que los laterales de las tumbas no están construidos con grandes losas como en el caso de las visigodas o hispano-visigodas, ni están escavadas en la roca con forma de bañera ovalada, como las correspondientes a los s. VI al IX, ni plantean una cabecera antropomorfa, bien sea trapezoidal o de herradura, como en Murillo de Gállego, San Juan de Uncastillo, Luesia o Centenero, ni están constituidas por losas de piedra finas verticalizadas como en El Corral de Calvo de Luesia.
En la necrópolis de San Miguel aparecen las paredes laterales construidas por losas gruesas asentadas unas sobre otras, como el muro de una vivienda. Las losas de cubierta son grandes o medianas losas, mal escuadradas, sin que aparezcan selladas con ningún material, sin embargo algunas de ellas se han conservado intactas, sin que la tierra penetre en su interior a lo largo de mas de un milenio. Ya han sido catalogadas como “Tipo Lobera de Onsella” al ser las únicas encontradas en España de este tipo. No cuentan con ningún tipo de ajuar funerario, lo que es la norma en los enterramientos cristianos, ya que para combatir el paganismo precedente se prohíben las ofrendas al mas allá.
Se han realizado dos dataciones de la prueba del Carbono 14 en Beta Analytic Radiocarbon Dating, en Florida USA. Los resultados han proporcionado unas dataciones de:
- Tumba 5: Año 943-1024 de la Era actual (81% de posibilidades)
- Tumba 11: Año 1020-1155 de la Era actual (95,4% de posibilidades)
Se trata por consiguiente de unas tumbas definidas a fines del S. X con una perduración en el S. XI. Las tumbas de la cercana necrópolis del Corral de Calvo en Luesia son de la tipología de lajas de piedra y algunas de ellas con cabecera trapezoidal, marcada con piedras. La datación de esta necrópolis ofreció unos datos medios de 1027 de la Era actual, por lo que podemos definir la Necrópolis de San Miguel de Lobera de Onsella como de una antigüedad superior. El ritual coloca los enterramientos en decúbito supino con las manos generalmente sobre la cintura, aunque alguno la cruza sobre el pecho o sobre la pelvis. Las tumbas son individuales y están orientadas este-oeste.
La población de la necrópolis
La población está repartida con un 72% de individuos masculinos y un 28% femeninos. Contamos con 2 niños de 3 y 9 años, un 28% de adultos con un reparto equilibrado de hombres y mujeres. El grupo mayoritario lo agrupaban los maduros con el 43% del total y hay que destacar la presencia de 2 ancianos teniendo en cuenta que el concepto de anciano ha variado ya que se considera tal el que supera los 50 años. Es una población bastante homogénea de individuos gráciles de craneos dolicocráneos, alargados. Las tallas de los adultos varían mucho desde los 152 a los 177 centímetros situándose la mayoría sobre los 160.
Aparecen individuos seguramente de la misma familia, según podemos apreciar por los rasgos fenotípicos presentes en algunos individuos, tales como el metopismo recesivo en adultos o las variaciones de mastoides o de suturas occipitales con huesos wormianos. Mayoritariamente son diestros pero el 40% son zurdos según se aprecia en la dominancia hemisferica craneal derecha. Los cráneos muestran rasgos finos, con mandíbulas también gráciles y miembros mas alargados en las pantorrillas.
Salud y enfermedad de la necrópolis
La enfermedad mas frecuente en la población de San Miguel es la gingivitis expulsiva de las piezas dentales, que en algún caso se agrava con la presencia de fistulas supurantes. Debido al tipo de agua y a la alimentación de cereales aparecen en las piezas dentales importantes depósitos de sarro. Las caries son frecuentes especialmente en premolares y molares.
Se trata de una población que llevó una vida de trabajo pesado porque gran parte de la población presenta artrosis en la columna vertebral, sobrecargada en las clavículas, cubitos, radios y tibias. Dos individuos presentan lesiones frontales por fuertes golpes que curaron perfectamente.
El individuo nº 7 sufrió una fractura de clavícula y de radio derecho pero curo satisfactoriamente. El individuo nº 9 también sufrió una lesión de radio y en la rótula que superó perfectamente. Dos individuos padecieron malaria, en grado ligero, según se puede ver a través de las lesiones presentes en la Cribra orbitaria.
En conclusión se trata de una población que debió soportar trabajos de cargas fuertes, con una alimentación deficiente que les ocasionó importantes problemas dentales. No presentan heridas ni grandes traumatismos relacionados con periodos bélicos, sino mas bien caídas, golpes con pequeñas fracturas o golpes en la cabeza.